Hace un año, Agapito Iglesias anunciaba un fichaje que iba a cambiar el rumbo del Real Zaragoza. Tras la negativa de Míchel a fichar por un club que iba camino de la Segunda división, el máximo mandatario soriano oficializaba la llegada de Manolo Jiménez.
No fue un fichaje mediático ni su contratación elevó los ánimos de una afición muy cansada de todo. Sin embargo, pocos sabían que un año después de esa fecha, ese 31 de diciembre de 2011 iba a quedar marcado para la historia zaragocista.
A su llegada, Salvador Arenere y el resto de nuevos consejeros lo recibieron, pero poco tiempo después éstos presentarían su dimisión y el técnico de Arahal tuvo muchas dudas sobre si continuar o no, viendo también que los resultados no acompañaban.
Jiménez cogió al Real Zaragoza con 10 puntos en 16 jornadas, último clasificado, y a cinco puntos de la salvación. Su debut en El Sardinero ante el Racing, en un duelo directo que acabó en derrota.
El Real Zaragoza cerró la primera vuelta con sólo 12 puntos y la salvación cada vez más lejos. Tras seis jornadas sin ganar llegó la primera victoria de Jiménez en Cornellà, pero la permanencia todavía estaba a 10 puntos,. Tras caer frente al Betis, tendría lugar el 5-1 de Málaga y su frase conocida de "siento vergüenza". La permanencia estaba a 12, pero a partir de la agónica victoria ante el Villarreal comenzaría el milagro.
Gestas ante Valencia, Atlético y Sporting darían alas a un equipo que jugaba sólo con corazón. Las cuatro últimas victorias obraron el milagro, conseguido en Getafe.
Tras una larga negociación para renovarle, ya en esta temporada, Jiménez ha vuelto a lograr algo impensable. Que el Real Zaragoza pase unas Navidades tranquilas. Con 22 puntos, siete sobre el descenso, y cerca de los cuartos de Copa, el andaluz quiere seguir haciendo historia y devolver la grandeza al Real Zaragoza.
@FERCASTROMORA24
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